Viendo el partido Aula Valladolid vs Málaga Costa he tenido deseos de cortar y ponerme a ver la serie de ladrones de alto nivel que estaba viendo.
Me quedé viendo el partido gracias a los nervios del eterno rival Miguel Ángel Peñas que estaba haciendo una de las suyas. Me hizo sonreír y me quedé pegado a la pantalla del televisor a pesar de que el encuentro parecía un partido de rugby de los malos.
Los primeros diez minutos de la segunda parte no los vi porque mi cena a base de chuletas tuvo privilegios. Pero me asomé cuando estaban en la sartén y vi el empate a 27 goles antes del minuto 15, y me sorprendió que el partido llevaba camino de empate a 35 goles.
Cuando acabé la cena faltaban diez minutos para el final y el Málaga Costa renqueaba de nuevo intentando superar los goles de ventaja del Aula Valladolid, con Suso Gallardo interpretando su versión no original de Miguel Ángel Peñas en su particular ataque de nervios.
El final del partido fue un regalo para Aula de Valladolid. Las quejas ante los árbitros no se justifican porque sé muy bien lo mucho que han fallado las Panteras frente a la portera, que se ha lucido.
Es lo que tiene un equipo que no juega balonmano y cada vez depende más de las jugadas personales de algunas jugadoras.
Los árbitros no tienen obligación de dar explicaciones sobre su criterio y si las da es porque quieren. Nadie les obliga. En balonmano hay que saber ganar al rival y a los árbitros. Los fallos arbitrales no dependen de los criterios que decida un entrenador que se ve perjudicado.
Los criterios arbitrales no tienen nada que ver con la victoria del Aula de Valladolid. Han ganado arrastrando con ventajas en el marcador a un Málaga Costa del Sol que no le funciona una de sus extremos, entre otras cosas que no le funcionan desde que comenzó la temporada.
Yo hubiese preferido en el Costa a una parte de esas jugadoras que tenía la temporada pasada a las que dieron salida. No me gustó que contrataran a jugadoras pesadas con cierto renombre que han hecho que pierda velocidad, ganando fuerza que se diluye conforme pasan los minutos hasta que no les funciona los brazos y perjudican quemando a las jugadoras de siempre.
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