Hubo un tiempo que por circunstancias, viendo el balonmano femenino en directo se me cruzaban los cables.
Yo, en los primeros años que el Málaga Costa del Sol estaba en División de Honor llegué a perder los estribos algunas veces, con razón o sin razón.
Grababa los partidos cuando no había streaming aún, aparte de ayudar al entrenador visionando la perfecta ejecución de los entrenamientos a diario.
Tengo una discapacidad hipoacusia severa de nacimiento y lo que ocurre cuando tengo una conversación con una o varias personas es toda una aventura.
Lo normal durante una conversación es que oiga infinidad de ruidos de coches, motos, etcétera, que entran directo dentro de mi cerebro y interfieren de forma desagradable en las conversaciones limitando mi capacidad de comprensión de lo que se dice.
Imaginen estar en un pabellón, un recinto cerrado, con un montón de pitos y tambores que deberían de por sí estar prohibidos.
Por eso dejé de ir a los partidos de balonmano en el pabellón. Salía con un dolor de cabeza tremendo y además ronquera porque al generar tanto ruido los pitos y los tambores uno no se da cuenta hasta que punto grita cuando cree que está hablando.
Pero lo peor no es solo el infernal ruido innecesario que se genera en el ambiente de un pabellón durante un partido de balonmano femenino. Lo peor es cuando no vas al pabellón pero lo ves en streaming y empiezas a escuchar o a leer en subtítulos lo que dicen algunos comentaristas que son pura basura para el deporte del balonmano.
Yo, por supuesto, hago lo propio que es bueno para mí. No pongo subtítulos como hago con las películas. Tampoco pongo volumen para oír los comentarios y los ruidos dentro del pabellón. Totalmente en silencio visualizo lo que ocurre en el terreno de juego.
Leo que en solo catorce minutos visionados del partido entre el Puerto del Carmen vs Balonmano Ikasa, los ataques contra las árbitras por parte de las personas tras el micrófono comienzan antes del inicio del partido, y prosiguen a lo largo del encuentro, lo que no deja de sorprender a los oyentes que con dos dedos de frente los están escuchando y los dejan sin palabras.
Las faltas de respeto contra las árbitras y el equipo contrario son un ataque contra la competición y el balonmano femenino rotunda y absolutamente. Que cada cual ponga aquí el calificativo que considere oportuno.
Por lo visto existe un precedente en el Sagunto - Barça B de División Plata con 1500€ de sanción al club local por los comentarios del streaming. Un narrador que pierde totalmente los papeles: "¡Vete a la mierda, qué vergüenza de arbitraje!". Y así todo.
El enlace lo pueden leer aquí: https://www.marca.com/balonmano/division-plata-masculina/2022/09/19/632858f846163f22678b4570.html
"¡Eso es a la cara! Qué vergüenza de arbitraje. ¡Vete a la mierda, hombre!. Vaya mierda de arbitraje, eso es a la cara. Qué vergüenza, qué vergüenza...", comentó exaltado uno de los dos narradores del partido en el canal de Youtube del BM Puerto de Sagunto (PSG en el marcador).
Si no es suficiente con el ruido que provoca embotamiento en el cerebro, lo que nos faltaba es comentarios de quienes están detrás de los micrófonos. No se extrañen que prefiera 0 volumen y sin subtítulos.
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