Tras el varapalo de ayer del Málaga Costa del Sol frente al Atlético Guardés, he decidido soltar lastre, y poner cómo crear dentro de un plan de balonmano femenino, una rutina extrema de altísimo nivel anaeróbico.
Pero no voy a exponer detalles que forman parte de mis más profundos ultra secretos.
Lo primero, leí el otro día que hacerse un test de rendimiento costaba 2.000 €. Hoy lo he vuelto a preguntar y sale a 70 €.
Conozco perfectamente en qué consisten los test de evaluación médica fisiológica que se utilizan para medir la capacidad funcional, aptitud física y nivel de la condición física de una jugadora en relación con los parámetros cardiovasculares, respiratorios, metabólicos y musculoesqueléticos.
Pero yo voy más allá y llamo Test de Rendimiento a los tipos de test que yo hago porque tienen otro objetivo superior, sobre todo a la hora de revocar las mentiras que cuentan las jugadoras de balonmano sobre la capacidad física de su ritmo de carrera.
Sé perfectamente que los test que hacen los clubes a las jugadoras son bastante benévolos. Por eso mi objetivo no tiene nada que ver con la benevolencia de los clubes con los resultados de los test de sus jugadoras.
Ayer el amigo Suso Gallardo se veía bastante confuso frente al equipo de Ana Seabra con el rendimiento de la mayoría de las panteras.
Es el mismo rostro de muchos entrenadores de la liga DHF cuando ven que el rendimiento de su equipo pica hacia abajo sin ser capaz de reconocer el problema.
Me recuerda la cara del seleccionador Ambrosio Martín pifiándola en las Olimpiadas y en la Eurocopa.
Muchos entrenadores pensarán que la solución es copiar a las noruegas, como si no la hubiesen querido copiar sus propios vecinos las danesas.
Pero, ¿por qué copiar?. ¿Por qué no crear nuestro propio sistema?.
Bueno, respecto de crear el propio sistema, particular y personalmente, yo lo tengo creado, con unas posibilidades de resultados infinitos, todos en la excelencia.
Por lo que pudiesen pensar algunos, informo que no creé mis sistemas junto a Diego Carrasco en primera división. Ni cuatro años más tarde con el equipo en la DHF pendiendo en el abismo del descenso. ¡No!.
Mis sistemas lo creé experimentado como corredor por los carriles y pasos de montaña de un pueblecito de los Pirineos donde vivía.
Eso antes de volver a Málaga por problemas personales. Que tenga talento para adaptarlos al balonmano procede de las mismas experimentaciones.
Lo segundo de un plan de balonmano femenino, es crear unas rutinas en excelencia, que yo suelo llamar de Línea Roja.
Precisamente porque son unas rutinas que no se pueden entrenar todos los días, por el altísimo gasto de calorías que producen en las jugadoras una enorme cantidad de lactato en sangre.
Cuando una jugadora produce más cantidad de lactato del que está acostumbrada, los fallos musculares señalan que está teniendo lugar una pájara o "borrachera" como yo lo llamo.
La jugadora se acerca al colapso con esfuerzos por encima de sus posibilidades hasta que su cuerpo deja de responder, aunque ella se vea lúcida.
En mis métodos, como he expuesto antes, lo primero que hago es un Test de Rendimiento. Un test de los míos. No el test de rendimiento médico estándar.
Con mi test de esfuerzo las pruebas evitan que las jugadoras me engañen. Los resultados se hacen evidentes y a partir de ellos hay que saber leer lo que el test dice para crear las rutinas perfectas de Línea Roja, que se usarán solo dos días a la semana, distanciados al menos 48 horas uno del otro como de la próxima competición.
Pero como digo, no son test estándar.
Los cobro a 2.000 €.