Sin llegar más lejos, veo muy normal que Miguel Ángel Peñas haya tenido éstas reflexiones. Recuerdo que el Málaga Costa del Sol era un equipo con un nivel máximo de quedar cuarto o el quinto en la clasificación de la entonces Primera División nacional.
Aquel viejo formato de Primera División estaba constaba de tres primeras regionales, y en los equipos militaban jugadoras muy brutas que hacían de los partidos una odisea, al punto que era de lo más normal volver con moretones, golpes e incluso con ojos a la funerala.
Esto fue así hasta que conseguimos que el equipo tuviese un nivel inalcanzable en Primera División, a excepción de los Cruces de ascenso, donde ascender sin dinero penalizaba.
He oído los nuevos movimientos de jugadoras que anuncia Deporte100x100 para el Málaga Costa del Sol 2024-25.
Lógico tras competir en la European League contra Mosonmagyarovar y
Sola.
Las jugadoras que no han aportado nada tienen que salir para dejar sitio a un equipo competitivo. En la European League como en la Champions League hacen falta jugadoras con piernas que metan muchos goles.
A esos niveles la tabla de entrenamiento del equipo aporta un 80-90% de capacidad. El resto lo aportan las jugadoras con su eficiencia y eficacia. Una jugadora que no aporta es un lastre en el equipo y en la alta competición.
Eli Cesáreo, Estitxu Berasategi, Merche Castellanos, Esperanza López, Soledad López, Estela Doiro, Gabriela Bitolo, Rocío Campigli, Silvia Arderius, Isabel Medeiros, Helena Cuadrado, Patricia Lima y Laura Sánchez, forman una gran base para competir en Europa.
Joana Resende, Marta Regordán, Nayra Solís y el regreso de Alice Diva al BM Málaga Costa del Sol, tienen que ser revulsivos para tener un equipo competitivo capaz de sustituir a las pesos pesado en la alta competición.
El BM Málaga Costa del Sol tiene que parecerse al contenido de mi mochila de cuarentena y cinco años de viaje. Solo llevo lo que me sirve y lo demás es un lastre.
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