El Málaga Costa del Sol sin embargo se mantiene en un estado de forma medio en el que algunas jugadoras nuevas no terminan de progresar y bajo mi punto de vista nunca las hubiese contratado porque no rinden al nivel que entiendo óptimo como mínimo.
En los últimos momentos del partido había algunas jugadoras de ambos equipos exhaustas y el marcador podía haberse inclinado del lado de cualquiera de los dos equipos.
Las diabólicas eran esas jugadoras del Guardés, Cacheda y Férnandez que una y otra vez destrozaron con goles los errores de colocación de Cesáreo en el centro de la defensa malagueña.
Las atacantes del Guardés entraron haciendo goles preciosos diseñados a base de rayajos en la pizarra guardesa y el Málaga Costa se vio en los lances claros de perder este partido.
Y pasa lo que pasa. Cuando un equipo va por delante en el marcador y no es capaz de mantener una distancia adecuada, al perder su capacidad física en los trances del partido, si no empata termina perdiendo.
Al final los nervios de las jugadoras del Guardés quedaron patentes al colocarse adelantadas y no en el borde de la línea del área pequeña cuando se sacó la falta faltando dos segundos para el final del partido.
Los árbitros decretaron la expulsión de la jugadora María Palomo que detuvo el disparo de saque y por consiguiente recibió la tarjeta roja y provocó el penalti que tiró Arderius consiguiendo la victoria del equipo malagueño.
Cuando la pivote del Málaga Costa disparó directo a puerta y bloqueó el tiro la defensa del Guardés.
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