Las jugadoras del equipo donostiarra pueden estar contentas que hayan sido atendidas con vehemencia y sus llantos se hayan oído en medio del ruidoso pabellón lo suficiente para que los árbitros expulsen a las jugadoras malagueñas.
Estos árbitros que han arbitrado hoy en Carranque han sido peores que los que arbitraron el partido con la puya de Gavilán a Arderius en aquella Supercopa que la dejaron tirada en el suelo.
Al Málaga Costa del Sol se le olvida fácilmente que hay que tener ovarios para ganarle a los árbitros y al equipo rival.
Parecía que iba a suceder, pero cuando un equipo supera tres goles de desventaja, se pone por delante hasta cuatro goles y los pierde en los dos últimos minutos del partido, ahí no tuvieron nada que ver los árbitros.
Que las jugadoras donostiarras estaban mejor entrenadas era evidente. Extraño ha sido que las jugadoras malagueñas le hayan ganado el partido a las jugadoras donostiarras. Lo que ha pasado en la prórroga dice mucho de la capacidad de recuperación.
Que el Málaga Costa del Sol haya caído eliminado en la prórroga no ha sido culpa de los árbitros ni de una puya de Gavilán. Para mí la mejor jugadora del partido ha sido la Fernándes, que ha sufrido lo suyo con un esparadrapo cubriendo su medio rostro de guerrera.
Las panteras llevan meses muy quemadas sin jugadoras de recambio. Las nuevas siguen muy verdes como esos tomates verdes de la película "Tomates verdes fritos."
Felicidades al Bera Bera.
Adiós, adiós, panteras.
Menudo refrito!.
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