Si hay una jugadora mágica en el balonmano femenino, se llama Alba Menéndez Martínez, natural de Zarauz (1991), una lateral con nueve Ligas que impone su presencia en la defensa, en los saraos, las melés y los fregaos defensivos, con la fina delicadeza de que cuando la expulsan echa rayos por los ojos pero siempre sonríe.
Ganó su primera Liga con Reyes Carrere de técnico del Bera Bera en la temporada 2013. Desde entonces con más aciertos que derrotas, ha estado en lo más alto de la clasificación de División de Honor con el club donostiarra tras la desaparición del Itxako.
Siempre me ha parecido una jugadora extraña con un cuerpo en excelencia. La primera vez que le presté atención observadora fue a través de un vídeo en el que se ofrecía al seleccionador de balonmano playa para que la convocara.
Por entonces yo no conocía bien los nombres de las jugadoras de élite del balonmano femenino. Procedo de la gimnasia rítmica escolar, el fútbol y el montañismo, las carreras de ruta y de alta montaña.
En 2013 el Málaga Costa del Sol militaba en Primera División. No recuerdo si fue la última de las tres temporadas que acompañé a Diego Carrasco en autobús viajando a todos los partidos, etapa que recuerdo con cariño porque soy una persona hiperactiva e inquieta.
Años después, cuando Diego volvió a conectar conmigo, me costó mucho aceptar ayudarle en los problemas que tenía Diego para evadir el descenso en División de Honor.
Me vi obligado a aprender y analizar a partir de mis nuevos conocimientos sobre entrenamiento de alta capacidad. Me puso a grabar los partidos en Carranque para que observara las evoluciones del equipo.
Esto me sacó de quicio muchas veces. Ponía a prueba mi cabeza y no me vi beneficiado. Desvió mi verdadero interés por los viajes y la experimentación científica personal de la capacidad orgánica por sacar de la cola al club.
El Bera Bera siempre fue la verdadera pesadilla del Málaga Costa del Sol. Enfrentarse con jugadoras como Alba Menéndez era como poner a jugar en un partido de balonmano a Speedy González contra el gato Silvestre, que siempre salía mal parado.
Las donostiarras eran un auténtico dolor de cabeza. Y más con tanto trepa convirtiendo la preparación física del Málaga Costa en una carrera de obstáculos con desagradables pájaras.
Si los partidos contra el Bera Bera de Montse Puche eran un dolor de cabeza, los partidos contra el Bera Bera de Imanol Álvarez lleva añadido un dolor de muelas.
Lógico que más tarde que temprano, el Bera Bera, club serio donde los trepas tienen poco recorrido, retomase la senda del éxito. Ni se han dado cuenta en el Málaga Costa del Sol ni en el Elche. El triplete ha sido escandaloso.
Observando a lo largo del tiempo desde que realicé mis marcas estratosféricas en carreras de montaña, Alba Menéndez era una niña de diez años. Y cuando ganó su primera Liga en 2013 tenía 22 años.
Hoy 1 de Junio de 2024 ha ganado su novena Liga al Attigo Elche con 33 años, la misma edad yo dejé el montañismo para correr campo a través y ruta. Incluso llegué a participar lesionado en el Campeonato de España Cross de Vitoria en 1996, cuando Alba Menéndez tenía 5 años.
He hecho cálculos sobre la embrujada trayectoria de Alba Menéndez y pienso que para Junio del año 2034, con 43 años, habrá ganado dieciocho Ligas de División de Honor aunque se desintegre el Amara Bera Bera.
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