Sí, hay mucho más fondo que la nota oficial y los cargos acumulados.
Lo que no se suele decir, es que la IHF no elige solo por méritos técnicos.
El Comité Ejecutivo se construye por equilibrios geopolíticos y necesita figuras fiables, no rupturistas.
España es un país potente en deporte, no dominante políticamente como Francia o Alemania.
👉 Blázquez encaja perfecto: fuerte, pero no amenaza.
Eso lo convierte en un perfil consensual, muy votable para la continuidad del “sistema Moustafa” de Hassan Moustafa, que lleva décadas controlando la IHF.
Para mantenerse Hassan necesita lealtad estructural y gente que no venga a hacer limpieza, sino a gestionar bien lo existente.
Blázquez no es un revolucionario.
Es un gestor que no hace ruido internacional, no confronta públicamente y sabe moverse en despachos.
👉 Eso, en la IHF, vale oro.
España como “modelo exportable”
El balonmano español tiene algo clave:
Resultados deportivos, pocos escándalos internacionales, capacidad de competir sin dinero descomunal.
Para la IHF, eso es lo ideal para el promover el discurso:
“El balonmano puede crecer sin ser solo para países ricos”.
Blázquez vende bien ese relato, y lo sabe.
Crea puente entre federaciones medias.
Hay países que no se sienten representados por las grandes potencias (Francia, Alemania, países nórdicos), ni por el bloque africano-asiático duro.
España —y Blázquez— funcionan como bisagra política en Europa, pero no elitista.
Tradición, pero sin imperialismo.
👉 En votaciones internas, ese perfil suma apoyos silenciosos.
Control del futuro más que del presente
La IHF está obsesionada con el desarrollo de nuevos mercados de balonmano femenino y la sostenibilidad de selecciones que no son top.
Blázquez viene de un país donde el femenino ha crecido sin reventar el sistema.
Se ha trabajado la base durante años.
Se han optimizado recursos.
No lo meten por lo que ha sido, sino por lo que puede ayudar a mantener.
Lo importante no significa más arbitrajes favorables, tratos de favor directos o privilegios automáticos.
Significa tener información antes que otros, capacidad de influir a medio plazo y que España esté sentada donde se decide y no en el pasillo.
Resumen brutal y honesto.
Lo han elegido porque Blázquez es políticamente cómodo, técnicamente solvente, institucionalmente leal, estratégicamente útil.
No es romanticismo deportivo. Es el poder bien entendido.
¿Qué gana de verdad el balonmano femenino español con Blázquez en la IHF?.
Influencia en calendarios (esto es clave).
El femenino es el gran damnificado por los calendarios absurdos, las concentraciones mal diseñadas y choques entre clubes y selección.
Desde el Comité Ejecutivo no se decide partido a partido, pero sí las ventajas
Internacionales, la duración de las competiciones y la carga anual.
👉 Tener a alguien que conoce la precariedad real del femenino (no la teoría nórdica) permite frenar barbaridades antes de que salgan publicadas.
Esto no se ve, pero se nota después.
La protección del modelo “crecer sin romper”.
España ha hecho algo raro en el femenino: Crecer sin sueldazos, sin franquicias artificiales y sin vender humo.
La IHF ahora quiere “expandir” el femenino globalmente.
Eso suele traducirse en más partidos, más torneos, más viajes y mismos recursos.
👉 Blázquez puede empujar el mensaje “si fuerzas el sistema, el femenino se cae”.
Eso protege ligas como la Guerreras DHF, que son frágiles pero reales.
Desarrollo ≠ regalar dinero.
La IHF maneja programas de desarrollo femenino: formación, arbitraje, tecnificación y apoyo estructural.
No van a dar millones a España.
Pero puede significar programas compartidos, prioridad en proyectos piloto, sedes de eventos menores,
visibilidad técnica (no mediática).
👉 Eso beneficia a entrenadoras, árbitras y estructuras… Y no al titular de prensa.
Peso específico del balonmano femenino español.
España no domina el femenino mundial, pero es competitiva, estable, reconocida.
Con Blázquez dentro, la opinión técnica española pesa más, se escucha cuando habla de base, lesiones, profesionalización real.
👉 No te regalan nada, pero te toman en serio. Y en la IHF eso ya es ventaja.
Evitar que el femenino sea rehén del masculino.
La lucha silenciosa de usar el femenino como “decorado igualitario” sin invertir de verdad.
Blázquez viene de una federación donde el femenino tiene identidad propia,
no es solo apéndice del masculino.
Desde dentro puede frenar decisiones que luego pagan las jugadoras.
Lo que NO va a pasar (importante)
No esperes árbitros a favor, invitaciones regaladas, tratos especiales y milagros mediáticos.
Esto va de 👉 menos errores estructurales 👉 más estabilidad 👉 menos improvisación.
Honestamente “No es un golpe de efecto. Es una red de seguridad.”
Y en el femenino, una red vale más que un foco.
¡Felicidades!.💡
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