Me gusta reírme solo para disfrutar de mi propia risa sin que nadie me corte el rollo.
Un detalle del que me río muchísimo aún después de bastante años, es estar grabando un partido, siguiendo la lucha de las jugadoras del Costa.
La tensión del momento hacía que me olvidara de la cámara, apuntado a un campo cuando la lucha se libraba en el otro 🤣
Diego Carrasco me preguntaba qué había pasado ahí.
Y yo como que no sabía explicar en el argot del atletismo que dejara la cámara grabando el lado equivocado de la escena.
Lo cierto es que a veces me alejaba de ella un montón de metros siguiendo una jugada de las panteras, en tiempos que el Málaga Costa empezaba a ser un grande.
Por aquel entonces no existía el streaming de los equipos en YouTube pero la federación obligaba a grabar vídeos.
A veces me puse de los nervios por el gran cariño que tenía por las jugadoras.
Una de estas veces fue contra el Atlético Guardés de J. I. Prades, que los árbitros permitían agarrar a las panteras al aire y arrojarlas al suelo.
Recuerdo un partido que me cagué en tos los ovarios de la defensora francesa del Guardés.
Nuestra joven extremo, la más pequeña del equipo, metía goles manteniendo la lucha y haciendo sombra al entonces campeón de liga.
La jugadora francesa le cerró la entrada con alevosía e intención a nuestra joven extremo y le hizo muchísimo daño.
¡Me cagué en todos sus ovarios!.
Fue una agresión en toda regla para cortar la evolución del equipo. ¡Y lo consiguió!.
El Málaga Costa no volvió a ser el mismo y Diego Carrasco perdió el control.
También recuerdo con mucho cariño los partidos que le ganamos al imponente Aula de Valladolid.
Hubo un partido que ganamos por un solo gol en tiempo de descuento y en el Aula pensaron que el árbitro nos había regalado el gol.
Hubo más que palabras y fricciones entre los aficionados del Málaga Costa en la grada y el cuerpo técnico del Aula de Valladolid.
Nunca había visto a los aficionados del Costa defender de esa forma al equipo.
Fue una noche gloriosa que a veces recuerdo con inquieta intensidad.
Incluso mi gran amigo Diego me pidió que viera el vídeo en casa y que le dijera si las niñas habían metido el gol en tiempo reglamentario.
Diego Carrasco estaba en mi onda. No queríamos ganar al Aula de Valladolid con ayuda arbitral.
Miré el metraje del vídeo. Quince segundos o así para el final del partido.
El árbitro pitó el golpe franco, el metraje se puso en marcha y gol.
A las jugadoras les costó muchísimo abrir un hueco pero nos sobraron tres segundos antes de cumplir el tiempo reglamentario.
Se lo dije a Diego y nos quedamos tranquilos.
¡No hubo ayuda arbitral!.
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