En el año 2002 como buen hijo dejé mis aventureros desplazamientos para dedicarme exclusivamente a mis padres, en dependencia.
Vivir en casa nunca me gustó. Es una vida literalmente con pocos alicientes y muchos sueños que cumplir.
Poco a poco bajaron el número de mis entrenamientos por las circunstancias y los problemas y empecé a guardar en algún baúl de la memoria los sistemas de abdominales que he cultivado durante toda la vida de atleta.
Así fui perdiendo un cuerpo totalmente entrenado para sacar esa panza que muchos la llaman "cervecera" que yo sé que no lo es porque cuando realizaba mis largas sesiones de entrenamientos, una vez duchado para no oler a sudores varios, me iba directo a mi bar preferido y me endiñaba unas cuantos tubos de cerveza 🍻
Dicho esto puedo asegurar que la cerveza que gustosamente bebía no me producía "barriguita cervecera" gracias a los distintos sistemas de abdominales que practicaba y al número de series o veces que contenían una tirada.
En estos tiempos que vivo solo he querido retomar mis entrenamientos de alto nivel veinte años después. Pero me he encontrado con una serie de problemas físicos de nuevo cuño muy difíciles de solventar. Todo un reto.
El resultado de estos últimos años de incertidumbre he vivido una experiencia horrorosa creyendo haber encontrado la solución una y otra vez. Sin embargo la otra noche me hice una pregunta: Por qué tengo barriga?.
La determinación la he tomado y estoy implicado en ello. Si duele el cuerpo es porque las abdominales están hechas unas verdaderas piltrafas. Que se tenga "barriguita cervecera" lo demuestra pero esto está lejos de arreglarse si las abdominales se practican en las sillas de los gimnasios.
La otra noche de madrugada se me ocurrió realizar un tipo de abdominales que eran común después de un intenso entrenamiento. Se trata de tenderse en el suelo (o en la cama) mirando al techo. Se encogen las piernas con los talones cerca de los glúteos.
Una vez ahí, el movimiento es sencillo: se eleva un poquito la cabeza cada vez provocando que los músculos abdominales se inflen y se pongan duros.
Realicé un montón de repeticiones hasta dolerme o sentir hormigueos. Lo que no sabía y aprendí, es que este movimiento, al inflar los abdominales, provoca la expulsión de los gases estomacales, cosa que comprobé anoche y me dejó asombrado.
Creo que con este ejercicio la "barriguita cervecera" tiene los días contados. Pero es que además estoy encantado con una máquina de sentadillas que compré este año y no sé por qué ni me acercaba a ella.
Ahora resulta que me he hecho amigo de la máquina y hago sentadillas hasta rabiar. Pero es que tumbando el apoyo de hacer sentadillas, puedo sujetar mis pies para que no se levanten y hacer repeticiones de abdominales hasta que me duela o no pueda hacer más.
Estoy entrenando y a la espera, que antes de que llegue el verano vuelva tener un cuerpo atlético que exponer a pleno Sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario